miércoles, 30 de mayo de 2018

ID A LA CIUDAD


Id a la ciudad,
encontraréis un hombre…
(Mc.14, 12-16.22-26)



Tú eres
el Dios humanado en la pobreza de Belén,
el Dios hecho trizas en el sañudo madero.
el Amor renovado en el pan y el vino
de todos los siglos.

Ilusión, encanto, el de tu harina de nuestros trigales,
el de tu uva de nuestros viñedos,
razones de nuestra vida,
argumentos de nuestra esperanza.

Amasado tu pan en la artesa de nuestra historia,
como tu vino en nuestro lagar,
Señor,
nos mandas ir a la ciudad de todos los tiempos
para preparar tu fiesta, ensayo de eternidad,
que destierra odios,
que arrincona tristezas,
que aplasta temores…

* * *
En tu pan y tu vino nos aguarda el compromiso
de reparar en el hombre del cántaro
—inmigrante, inválido, indefenso,
desahuciado, sin techo, sin trabajo—,
que nos muestra el camino…

Y en tu cena pascual comemos a gusto
porque a gusto Tú, Cristo,
estás multiplicado en los hermanos,
irradiando tolerancia, solidaridad,
ternura…
¡hasta el final de los siglos!

sábado, 26 de mayo de 2018

COMUNIDAD DE AMOR


… en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
(Mt. 28, 16-20)


Solitario, lejano, desapegado,
no son, Señor, los atributos de tu Trinidad santa.
¡No!
Tú no eres un concepto divino, teoría
de sesudos teólogos. ¡No!

Tú eres comunicación, vecindad activa
donde el tú y el yo se identifican
globalizados en tu amor.

En Ti, Trinidad santa, nuestra limitación
es proyecto de infinitud,
donde no existen visados ni fronteras,
ni patrimonio privado.

Eres Trinidad compartida con los sabios e ignorantes,
con los santos y pecadores,
con las vírgenes y prostitutas, con los oprimidos,
con los sanos y enfermos de nuestra tierra.

Sólido fundamento, eres, de nuestra existencia,
de todos y cada uno de los vivientes,
sin distinción,
desde el big-bang de ayer
y el hoy sin fin de tu eternidad.

Solitario, lejano, desapegado…
Tú, no,
no son tus atributos, Señor.

Porque Tú eres
abba, caricia humanizada desde la eternidad,
y verbo encarnado, noticia universal,
y pneuma solidario, aliento constante.

Gracias, Dios uno en tu Trinidad,
porque eres el espejo donde se mira
nuestro espacio de libertad,
nuestro diálogo operante,
¡nuestra comunidad de amor!

sábado, 19 de mayo de 2018

VERDAD PLENA


… os guiará hasta la verdad plena.
(Jn. 15-26-27)


Espíritu de la verdad, Dios
enviado a nuestro terreno,
ven,
infunde savia a nuestros tallos,
luz a nuestra oscuridad,
fuego a nuestra lengua.
e incéndianos con tu verdad plena.

Ven,
es la urgencia de irrumpir en nuestra tierra,
la hora de hundir los techos inaccesibles,
el tiempo de quemar el rastrojo de las mieses segadas.
el momento de escrutar los latidos hambrientos,
e incéndianos con tu verdad plena.

Defensor de la verdad, ven,
instrúyenos en la sabiduría,
vela nuestras esperanzas,
quema nuestras esclavitudes,
sella la alianza prometida en tu amor,
e incéndianos con tu verdad plena.

Ven,
consuélanos con tu rocío,
cólmanos de tu gracia,
báñanos en tu fuerza,
levántanos del suelo,
e incéndianos con tu verdad plena.

sábado, 12 de mayo de 2018

EN LA ASCENSIÓN


                      LA AUSENCIA

El Señor Jesús después de hablarles,
ascendió al cielo… (Mc. 16, 15-20)


Ausente quedo en tu aprisco,
Pastor de Nazaret.
y, aunque me has saciado de pan y vino,
al verte partir a tu aurora,
siento mi alma que llora.

Está echada mi suerte,
revestida de fuerza y gloria.
Si tras la nube me aguarda cuanto adivino,
al verte partir a tu aurora,
mi turno ya espera su hora.

Me vuelvo a la Jerusalén del amigo,
a tus pastos de Betfagé,
para no cejar nunca en el Camino.
Al verte partir a tu aurora,
mi carne ya nada de nada añora.

Alegraos conmigo toda su grey,
El Pastor nos ha llamado testigos.
Él es la puerta, el cayado y el rey.
Al verte partir, Señor, a tu aurora,
nos darás asiento junto a Ti y la Señora.

sábado, 5 de mayo de 2018

AMIGOS


A vosotros os llamo amigos…
(Jn, 15, 9-17)


Déjame, sentado a tu mesa, decirte
mis sentimientos,
cuando mi historia confiesa su hojarasca,
y Tú, Señor Jesús,
me llamas amigo y no siervo.

Descubrir en tu despedida
que soy amado en tu corazón tierno,
cuando el mío
lo he tenido cien veces adjudicado,
no entiendo ser volcán de perdidos encuentros.

En la paz de la cena, exhumaste tu corazón,
derrumbando mis esquemas,
ahuyentando mis flaquezas,
amándome hasta el extremo
de ver que las ventiscas, Señor Jesús,
ya no hacen cuerpo en mi arenal.

En tu mesa de despedida,
he tenido tan cerca tus latidos
que soñé en vivo navegar a tu lado,
junto a la zozobra de mis vientos.

Y he despertado feliz
arropado en tu seguridad,
dispuesto a bogar contigo mar adentro.