domingo, 29 de abril de 2018

SARMIENTOS


Yo soy la vid
y vosotros los sarmientos…
(Jn. 15, 1-8)


Tú, ungido en lo más profundo de nuestra humanidad,
vencedor de pasión y muerte,
eres el cumplimiento de la fidelidad a Dios,
consumación de tu inseparable generosidad.

Con inmenso amor de Dios humanizado,
eres la vid plantada por el Padre
en nuestra estepa árida,
por encima de cierzos y heladas…

Tu eres la cepa, armonía de Padre e Hijo,
que cobra todo su sentido
cuando la savia irrumpe en nuestro linaje.

Los sarmientos podados en el amor
del labrador,
invaden de fruto abundante la viña.

Nos lo dejaste dicho en tu Cena pascual,
cuando vid y sarmientos soñaron
con el vino sabroso que anestesia egoísmos,
y cobardías, y miedos…

Nuestras yemas no se secarán jamás.
¡Palabra de la vid!
Son retoños que fructificarán injertados en Tí,
inmunizados con tu gloria de viñador.

Gracias, amor de Dios,
porque en nuestra estepa árida has plantado tu vid,
por encima de cierzos y heladas…

sábado, 21 de abril de 2018

EL REDIL


… otras ovejas que no son de este redil.
(Jn. 10, 11-18)


Pastor de Israel,
en tu redil
las ovejas cantan fiestas de alianza.
Mujeres y hombres, niños y ancianos,
se unen en trashumancia global,
al aire de tu resurrección, en torno a tu cayado…

En tu redil,
todo lo vence tu pascua de amor.
No hay miedo al asalto de los lobos.
Uno solo es el rebaño entre todos los rediles,
desde las dehesas del sol naciente
a las dehesas de las noches frías.

No hay cargos en tu redil, ni ascensos, ni honores.
Hay misión.
Servicio a los enfermos y marginados,
a los pequeños e indefensos.
Lejos de todo conformismo gregario.

* * *
Tú eres el pastor fiel. No un bracero
empuñando condenas,
forzándonos a dimitir de nosotros mismos,
de nuestra libertad,
del oxígeno pascual extraído del madero.

Tú eres el pastor que ha dado la vida
para aliviarnos del inmenso vellón
rizado
de intereses personales, ocultos.
Pastor que te has entregado
para alejarnos de corrales explotados
por pastores mercenarios.

Tú eres el pastor leal. Tu señuelo
está en el cayado que no avasalla,
en donde se apoya toda la humanidad,
¡rebaño sediento de Ti!

sábado, 7 de abril de 2018

ALEGRÍA


Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
(Jn., 20, 19-31)


Atrancadas las puertas. Miedo.
Amargo sufrimiento en tu ausencia.
Tu pequeño rebaño, Señor,
yace entre rendijas de esperanza por verte en medio
como centro de unidad,
como alegato contra la asfixia del Gólgota
y la derrota final.

El sepulcro abierto te ha hecho artífice de paz.
Y aquel día primero de la semana
traspasaste los cerrojos de unas puertas
para que la luz y la ilusión palparan
las huellas del dolor injusto.

Paladín de la alegría, de la gracia, de la libertad,
rehabilitaste la audacia y el coraje,
de tus discípulos
en el eco de tu resurrección.

Fuiste eclosión de alegría, de paz.
Paradójicamente, paz,
paz en combate contra el poder,
paz en lucha contra el miedo,
paz en pugna contra el egoísmo,
paz en conflicto eterno contra toda injusticia.

Y tus discípulos pudieron respirar hondo
adentrándose en tus llagas, junto a Tomás.
Te reconocieron en tu paz. Y se llenaron de alegría.

Ahora, tu presencia resucitada es desafío
para cuantos creemos en ti,
Porque tus cicatrices se perpetúan en los excluidos,
en los hambrientos y sedientos,
en los parados y sin techo, en los maltratados,
en los niños explotados…

¡Señor mío y Dios mío!