sábado, 20 de junio de 2015

QUIÉN ES

Pero, ¿quién es éste?...
(Mc.4, 35-40)



¿Quién es éste que al atardecer
nos impone la extraña travesía,
rumbo a la otra orilla, recostado a popa,
como ausente de nuestra historia?

Nosotros ¡a remar!, según su santo y seña.
Y darnos de bruces con las borrascas
imprevisiblemente…

¡Con lo a gusto que estábamos en nuestra orilla,
mecidos por el juego de las pequeñas olas,
sin quebrantos,
sin las complicaciones del mar adentro!

¿Quién es éste
 que a popa parece ir dormido?

Señor, nos hundimos.  
No porque Tú vayas sobre popa,
disimuladamente ajeno. No.
Perecemos porque confiamos demasiado
en nuestro propio pelaje de lobos de mar.

Nos tienta el miedo. 
Sí. Ocupados en nuestro futuro incierto,
no hemos aprendido aún a mirar confiadamente
al cabezal de popa, donde Tú estás,
sin fallar…

Nos atenaza el miedo a la verdad,
y a la libertad,
y a la audacia, y a los riesgos.

Miedo, incluso a tu insistencia… Remar
y remar hasta la otra orilla
donde está la humanidad
gritando con dolores de parto,
o, tal vez,
paralizada a causa de nuestros silencios estériles.

Danos el coraje, Señor,
de arribar a la otra orilla,
y anunciarte a Ti,
sin temor a las huracanes de los mares 
y de las tierras…

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