domingo, 12 de abril de 2015

ALEGRÍA PASCUAL

Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
 (Jn., 20, 19-31)

Atrancadas las puertas. Miedo.
Amargo sufrimiento en tu ausencia.
Tu pequeño rebaño, Señor,
yace entre rendijas de esperanza por verte en medio
como centro de unidad,
como alegato contra la asfixia del Gólgota
 y la derrota.

El sepulcro abierto te ha hecho artífice de paz
Y aquel día primero de la semana
traspasaste los cerrojos de unas puertas
para que la luz y el ilusión palparan  
las huellas del dolor injusto.

Paladín de la alegría, de la gracia, de la libertad,
rehabilitaste la audacia y el coraje,
de tus discípulos
en el eco de tu resurrección.

Fuiste paz, eclosión de alegría.
Paradójicamente, paz,
paz en combate contra el poder,
paz en lucha contra el miedo,
paz en pugna contra el egoísmo,
paz en conflicto eterno contra toda injusticia.

Y tus discípulos pudieron respirar hondo
Adentrándose en tus llagas, junto a Tomás.
Te reconocieron en tu paz. Y se llenaron de alegría.

Ahora tu presencia resucitada es desafío
para cuantos creemos en ti,
Porque tus cicatrices  se perpetúan en los excluidos,
en los hambrientos y sedientos, 
en los parados y sin techo, en los maltratados,
en los niños explotados...
                                            ¡Señor mío y Dios mío!



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