domingo, 12 de octubre de 2014

EL FESTÍN

Bodas del Hijo. Un festín.
Multitud de invitados al banquete real.
                        Y multitud de excusas
instaladas en la vida cómoda,
y ciega, 
declinan la invitación.
¡Necedad de nuestras disculpas! 
               … 

Señor, 
¿qué festín es éste tan importante
que tu generosidad ha vuelto a las calles y plazas?

Has tocado en el corazón de la morralla humana, 
presa de hambre, 
                          de andrajos y mendicidad, 
y con ella 
has llenado la sala de comensales,
desde las encrucijadas de la vida,
felizmente.

Ya comprendo…
estaba en juego la médula de tu evangelio
               …

Señor,
hemos sido comensales de otras bodas,
que no son las tuyas,
despistadamente.

En los cruces de tu camino, 
danos una nueva oportunidad 
y haz que reparemos en nuestro vestido 
de fiesta, 
para gozo de la fraternidad global.

Opción esencial.
                   Y el extraño, y el vecino,
y cada uno de nosotros, 
                                      ¡tu Iglesia!,
seremos la esposa en tu festín pascual.

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