sábado, 13 de septiembre de 2014

EXALTACIÓN DE LA CRUZ

… para que el mundo se salve por Él.
(Jn. 3, 13-17) 


Él se dejó clavar en la hora de nona,
a pleno día,
entre dos leños con savia a grito de sangre humana.

Él es la humanización de Dios
entre dolores de parados y sufrimientos de pateras,
atropellos con metralla y  hambrunas enquistadas.

Él en su madero es vid exprimida en la locura
del amor,
que no deja perecer ni al hombre roto,
ni a la  mujer pisoteada,
ni el niño profanado.

Entre los dos leños,
Él es escándalo en la misma cumbre
de los letrados
y de los miedosos Nicodemos de la historia.

Entre los dos leños, Él es el fiel de la balanza,
llamada libertad,
antesala de vida,
eternamente resucitada.

Es Él,
entregado por Dios,
el amanecer que tritura, cual molino,
las nocturnas amarguras
y las tristezas diurnas.

Él en la cruz es la invitación cósmica
a las bodas de Dios
eternamente humanizado.

Por Él entre los dos leños de todos Calvarios
entonemos, hermanos,
                          ¡aleluyas de esperanza!

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