sábado, 5 de julio de 2014

EL YUGO

Porque mi yugo es llevadero…
(Mt. 11, 25-30)


                                   
Señor, tu yugo es de fino ébano,
tierno y ligero,
construido en la ebanistería de tu amor.

¡Qué distinto mi yugo de pesada encina!

Tu yugo es consuelo, lozanía.
El mío, angustia, ansiedad.
Tu yugo no conoce caducidad,
y el mío es finitud.

Mi yugo es asfixia,
fardo de bruma,
lumbalgia del alma.

 Tu yugo es historia de amor y alianza.

Unce en mí tu yugo, Señor,
y átame bien tu carga que por ser
tierna y ligera
puede extraviarse en el camino.

Como buen arriero, sujétame bien a Ti,
pues debo resistir de pie a mis cansancios,
ante mis debilidades,
para el día que dispongas que pase
                                   ¡a la otra orilla feliz del río!

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