sábado, 21 de junio de 2014

ADIÓS, PRIMAVERA







Acaba de despedirse la primavera.  Nos ha dejado con  todos sus calentones, para bien y menos bien.. Ha sido ésta ciertamente una de esas  primaveras  multicoloras,  que hará historia enormemente significativa. En mayo, principalmente señalamos las Elecciones Europeas y la transcendental visita del Papa a Tierra Santa.   En junio, dos grandes eventos, el ;Mundial donde la selección española quedó eleminada y la abdicación de Juan Carlos I y la coronación de Felipe VI.                       




ELECCIONES 25M
Se habló de debacle de los dos gran partidos PP y PSOE, así como de la aparición  sorprendente de PODEMOS con Pablo Iglesias al frente.  También Rosa Díez al frente de UPyD como IU de Cayo Lara han sido los beneficiados del malestar sociopolítico español. La participación electoral en España, que en 2009 no llegó al 45%,  no llegó al 46%.    Con todo, la tendencia al alza  sigue siendo lenta en toda Europa. Los políticos siguden gozando de poca salud. En España se habló mucho del “baile” de los principales líderes. El más tocado, sin duda Rubalcaba. A ver si el tránsito del verano al otoño próximo nos sorprende con el despertar del barbecho político.


   EL PAPA FRANCISCO 
Se dice que ha sido suficiente un puñado de días y un montón de gestos revolucionarios para que Francisco haya conseguido meterse en el bolsillo a buena parte del mundo. En este mayo pasado llegó a Tierra Santa e imploró a sus líderes no escatimar esfuerzos en favor  de la paz rota desde 1947, e invitó a Simón Peres, Presidente de Israel,  y a Mahmud Abbas, Presidente de  la Autoridad Palestina, a reunirse en Roma para tratar de desbaratar los caminos de guerra que se vienen alimentando, de manera casi ininterrumpida, sobre todo, desde aquel aciago 5 de junio de 1967, cuando Israel bombardeó la aviación egipcia situada en la península del Sinaí, dando comienzo a la Guerra de los Seis Días que se prolonga,. prácticamente, hasta hoy. ¡Más de 60 años en total!
Ambos políticos respondieron afirmativamente a la invitación del Papa, y un pasado domingo (¡feliz sueño de primavera!), se subieron juntos a un sencillo microbús blanco que los llevó desde la residencia de Santa Marta a los jardines del Vaticano.
Tanto Peres como Abbas parecieron recoger el testigo. Y como gesto final, fue el abrazo intercambiado entre los presidentes bajo la mirada complacida del Papa y la plantación entre los tres de un olivo, signo de la paz que los anima. Quiera Dios que tal olivo, fructifique más allá del huerto vaticano.

   LA ROJA DESTRONADA
La Selección Española ha sido destronada en la primera ronda,  tras los dos agónicos encuentros contra Holanda y Chile. Pero hay que armarse de nuevas ilusiones y “Volver a empezar”,  siguiendo a José Luis Garci que nos trajo el Óscar en 1981 dedicado  a los hombres de esperanza, entusiasmo y coraje... Esperamos de nuevo una Roja campeona bajo la batuta del gran técnico y marqués salmantino. ¡De los errores también se aprende!

   
    FELIPE EN EL TRONO
Ni he corrido tras la bandera republicana, ni me he vestido nunca de  monárquico. He sido siempre y soy, simplemente, un españolito de a pie, jamás “metido en política”, pero que he ejercido y ejerzo el derecho a opinar y a votar  con escrupuloso sentido común.  Confieso, pues, que voté a favor de la monarquía parlamentaria tras informarme mucho y escarbar en mis propias esperanzas democráticas, hastiado de los cuarenta años de dictadura. Hoy proclamo con gozo que, como tantos millones de españoles, no me he equivocado.
Ciertamente, a la luz de las actuaciones de estado que Juan Carlos I ha llevado a cabo en sus 39 años de reinado, (y aún antes cuando su interinidad en vida del dictador Franco), me creo en el deber y el derecho ciudadanos de brindar por la ”piel de toro”, que hasta en tiempos de mayor crisis social,. política y económica  ha exhalado, providencialmente, esperanza.
A esto se une la grandeza del Rey-padre de haber sabido abdicar audazmente, en el momento oportuno, dejando el cetro en manos de su hijo, nuestro no menos providencial Felipe VI. 
Su estrenado mensaje real  ha apuntalado una verdadera hoja de ruta sobre los raíles de la tradición, la renovación y la transparencia.  Sus promesas, resumidas en “una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, son la garantía del voto de confianza que hemos profesado estos días la inmensidad de España.
Reconozco mi ingenuidad, pero he gozado viendo aplaudir en el hemisciclo de la emoción a los expresidentes Felipe González, Aznar, Zapatero, y a políticos de distintas marcas haciendo honor a su nobleza. El testimonio de Rubalcaba lo dice todo. Él mismo me ha traído a la memoria el recuerdo de don Salvador de Madariaga, ministro que fue de la Segunda República española, historiador y pacifista, cuando antes de su muerte en Suiza elogió nuestra naciente monarquía parlamentaria.
Todo lo dicho me lleva a “abdicar” de mi proverbial ingenuidad, y con el debido respeto arrojar a la basura el silencio de los dos distinguidos políticos representantes, respectivamente, de las nacionalidades catalana y vasca, en el momento de la proclamación del Rey, y más por las razones que han esgrimido.
Contemplando la liturgia laica de la coronación real, lejos de toda fastuosidad y en un ambiento de noble naturalidad,  viendo al nuevo Rey de España, al día siguiente de su proclamación, despachando con el Jefe de Gobierno, Mariano Rajoy,  y conociendo ya los inmediatos compromisos de Felipe VI  con las asociaciones víctimas del terrorismo, como primer acto público y sus próximas visitas al Vaticano y países vecinos, ¡incluido Cataluña!,  con honda satisfacción los españoles podemos dormir tranquilos, aunque el tejido laboral esté aún bañado en lágrimas…
Sobre el aforamiento del “ciudadano Juan Carlos” tal como se ha pronunciado el “ciudadano aforado” y timonel de IU, y sobre los “desaforados” deseos del independentismo catalán, yo como laico en ese terreno y con migajas de sentido común, me tomo la libertad de sonreír irónicamente y seguir durmiendo.

miércoles, 18 de junio de 2014

PAN Y VINO

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna.
(Jn. .6, 51-59)



Señor, tu harina de trigo
y tu fruto de la vid sobre el altar
son el velo de fe
que esconde retazos insondables de tu gloria
sobre el mantel cansado de nuestro planeta.

Tu comida y tu bebida, Señor,
son la savia de todos los frutos molidos
en la fachada humana de nuestra tierra.

Tu carne y tu sangre
labran, sobre el altar de nuestra fragilidad,
lecciones de cordialidad y acogida,
de paz, de justicia,
de vida y verdad.

En torno a tu mesa, nos unes a los pobres,
y a los olvidados, 
y a los perdidos de todos los pueblos.
En tu mesa, Señor,
la muerte y los odios son vencidos,
y nos haces hijos de tu ternura.

Y en el sagrario procesional
hoy guardas espigas y uvas compartidas.
Eres ciudadanía de Dios,
de todas las luces y de todas las sombras…

Haznos, Señor, custodia
que contigo porte las penas del mundo,
porque tu pan y tu vino
abren caminos de alianza
                                       fraternalmente.

sábado, 14 de junio de 2014

VIDA ETERNA

…que tengan vida eterna.
(Jn. .3, 16-18)


Dios mío, Trinidad santa,
Padre,
Hijo
y Espíritu Santo.
Diálogo en la unidad,
en donde se funden la verdad generosa
y la comunidad de amor.

Inmensa cercanía. Tu horizonte está en la tierra,
con proyecto de eterna encarnación
y sementera inagotable de signos de bondad.

En nuestra vida palpamos tu presencia:
amor de madre,
huella de hijo crucificado,
                   viento que levanta olas de humanidad.

Te manifiestas, Trinidad Santa,
en la brisa y en el silencio,
y en el dinamismo de tus profetas.
Te afirmas en la sonrisa del niño,
y en la mano fuerte que azota la injusticia.

Te revelas en la acogida al huérfano y a la viuda,
y en la palabra que fustiga toda intolerancia.
Te complaces en nuestras alegrías,
y lloras nuestras amarguras.

¡Oh, mis tres, totalmente uno!  Inmensidad,
vértice de la vida eterna,
prometida

para cuantos consumen su fe en Ti.

sábado, 7 de junio de 2014

EL TORRENTE

De sus entrañas manarán torrentes
de agua viva.
(Jn. 7, 37-39)


Pentecostés, torrente de luz,
en la oscuridad de nuestras vidas.
Ven, Espíritu Santo,
abre nuestras ansias de verdad.

Pentecostés, torrente de alegría,
en el mundo de nuestras tristezas.
Ven, Espíritu Santo,
derrocha consuelo en nuestros corazones.

Pentecostés, torrente de verdad
en este planeta nuestro que habla la mentira.
Ven, Espíritu Santo,
lánzanos a la calle con urgencia de Buena Nueva.

Pentecostés, torrente de paz
en este suelo nuestro donde gritan las metrallas.
Ven, Espíritu Santo,
invádenos de concordia y armonía.

Pentecostés, torrente de fraternidad
en medio de nuestra estepa humana.
Ven, Espíritu Santo,
asédianos de bondad y solidaridad.

Destruye nuestros miedos,
torrente de agua viva,
y lánzanos a construir un mundo nuevo y mejor.

¡Que ésta es la hora!
Rompe, pues, los cerrojos de nuestros corazones
y renueva la faz de nuestra tierra.