sábado, 18 de enero de 2014

CORDERO DE DIOS

Este es el Cordero de Dios…
(Jn. 1, 29-34)

¡Cordero de liberación!
Sumergirme en tu piel quisiera,
y dejarme abonar  la vida con tu balido amoroso,
y asumir el compromiso de seguir tus huellas.

¡Cordero, morada del Espíritu!
Aprender a empobrecerme desearía, para enriquecer el rebaño,
y comprender a los hermanos, para urgir  paz donde quiera,
y llorar la pobreza de grandes manadas, para sembrar esperanza.

¡Cordero que  bautizas en Espíritu!
Quisiera vivir
de disfrutar lo que tengo, sin rebuscar más en el baúl de los deseos,
de hacer el  bien sin salir del anonimato,
de usar mi voz para todo consuelo.

¡Cordero que limpias de mal el mundo!
En mis cansancios, pediría descanso para mis hermanos,
en mis agobios, para ellos una floresta de ilusiones,
en mis frialdades, para todos ellos una hoguera de amor.

Que los que me miren, no encuentren falsedad en mis miradas,
que los que me escuchen, no encuentren mentira en mis palabras,
que los que caminan a mi lado, no me encuentren a mí,
sino a Ti, ¡mi Cordero pascual!

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