…y le pondrá por nombre Emmanuel.
(Mt. 1, 18-24)
Con la disponibilidad de María,
nuestro corazón
vigila,
para que no pases de largo.
Con la lealtad de José,
nuestra decisión es firme,
para que te detengas a nuestro lado.
Con disponibilidad,
con lealtad,
estamos a la espera,
Señor,
nuestro Emmanuel.
No tardes, Jesús,
en iluminar nuestro camino.
Apresúrate, Salvador,
que nos podemos cansar de
esperar.
Ven, Señor.
Despierta nuestro
mundo del sueño ausente.
Que no se pierda en el bosque del olvido.
Allana sus altas cumbres que le impiden verte.
Ven ya.
Estamos a la espera,
Señor,
nuestro Emmanuel.
con el gozo íntimo de María,
con la alegría silenciosa de José.
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