sábado, 14 de septiembre de 2013

TERNURA RADICAL


Ese acoge a los pecadores y come con ellos…
 (Lc. 15,1-32) 

He dilapidado tu riqueza,
he roto ciegamente tu lazo umbilical.
Una vez, y otra, y a diario,
he partido a países lejanos
sin imaginar tu ternura gratuita,
incondicional. 

Me he encontrado en un mundo
de muerte,
en su insoportable tristeza,
entre falsos ídolos,
en un mundo  sufriente
en fragilidad  y torpeza. 

Y en la frialdad de mis mañanas,
en el cansancio de mis tardes,
en las nieblas de mis noches sin igual,
he oído por fortuna
la palabra reveladora del  nazareno apasionado,
adentrándose en tu ternura. 

Por eso, he salido a tu encuentro
y en el camino,
¡oh frescura original!,
me topé con tu abrazo,
con sonrisa de un niño en su cuna,
esencia de Dios nupcial. 

En mis  silencios hay música,
hay calma en mis tempestades, 
en mis soledades hay brisa de paz…

¡Abba, Padre!

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