sábado, 2 de febrero de 2013

SE ABRIO PASO

… se abrió paso entre ellos, y se alejaba.
(Lc. 4, 21-30)



Señor, vivo confuso…
Lo mismo me cautiva tu palabra
que sufro eclipse de ti,
al igual que tus paisanos de Nazaret.

Me veo a gusto
cuando siento los halagos de considerarme discípulo tuyo.
Pero camino a ciegas
cuando te siento pasar de largo
por entre mis seguridades,
por entre mis ansias de ser y poseer,
por entre el gueto de mi religiosidad descafeinada…

Señor, vivo confuso…
Te humanizaste en el hijo del carpintero,
y no en el sacerdote judío,
escriba o letrado,
Intentaron ungirte mesías guerrero,
libertador de Israel,
y asumiste un mesianismo para las viudas de Sarepta
y los Naamán de todos los tiempos.

Y es que aún no he entendido que optar por ti
es dar un salto en el vacío de las confusiones,
confiadamente,
y acogerme a la sublimidad de tu tolerancia.

Ábrete paso, sí, en medio de mi confusión,
pero no te alejes.
Tú eres patrimonio mío, y de toda la humanidad,
camino globalizado de amor,
hijo del carpintero de Nazaret,
y Señor de todos los hermanos.

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