Señor, por nombre Jesús, has venido
en medio de nuestras zozobras del año que termina.
Te cantamos villancicos,
y lucen guirnaldas, en nuestros corazones
como en otros tiempos…
En tu portal nos encontramos muy a gusto.
Hasta nos sentimos más hermanos.
Mas, tal vez, la carrera del tiempo
nos volverá a marcar sus malas pasadas…
Pero, Tú, Señor Jesús, sigue viniendo a nosotros.
No adormezcas en tu pesebre,
como algún día
sobre el cabezal de la barca de Pedro.
Sigue siendo nuestro anfitrión imprescindible,
vecino de nuestras nuevas penas,
de nuestros nuevos errores,
también de nuestras nuevas alegrías.
Que siempre amanezca tu Sol
sobre los posibles nubarrones del año nuevo
que hoy nace.
Que tu Luna clara no deje de alumbrar la oscuridad
de nuestras noches,
a pesar de nosotros…
Que nuestra vasija de barro
que Tú nos llenas hoy de esperanza,
no se rompa con el tiempo.
¡Cuida, Señor Jesús, nuestra arcilla!
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