sábado, 29 de diciembre de 2012

SE QUEDÓ









…se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres.
(Lc. 2,41-52)


La caravana de Nazaret se ha puesto en marcha,
encarnada en el camino de Jerusalén amasado
en la tradición y en la lealtad a la Ley.

Y las fiestas de la Pascua
llenaron de gozo el retorno a Galilea…

Los 12 años del joven nazareno,
cumplidor,
acamparon en el templo
deslumbrando a viejos maestros.

Tres días de búsqueda, -¡prefiguración pascual!-,
fueron de dolor para sus padres.
Lo buscaron.  Y no iba en la caravana.

María y José, retomaron el camino,
a la manera de la tensión de Emaús.
Y lo encontraron donde  tenía que estar,
¡en las cosas de su Padre!

María, Madre de Jesús,
enséñanos Tú que en la caravana peregrinante
el Niño es Dios sin fronteras.
Sin pertenencia a nadie, porque pertenece a todos,
Es presencia global del Padre. Nadie se lo puede apropiar.

Que lo mismo se sienta en el templo para desvendar
a los maestros del culto,
que se recuesta en el monte para brindar
por los limpios de corazón.

Que lo mismo está, junto a Ti,
entre las tinajas de Caná,
como, junto a sus discípulos,
entre la lepra de los desahuciados.

Que su misión, aún de joven, está sentarse
junto a los letrados cubiertos con la kipá,
como permanecer de pie envuelto con el color de la pobreza.

Y enséñanos, María Madre,
a guardar, como Tú, todas estas cosas en nuestro corazón…

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