lunes, 29 de octubre de 2012

ME REBELO



A Antonio Hernández y a sus hijos,
en sus lágrimas por Inmaculada.



          
No me has hecho caso, Señor.
Y te llevaste mi carne,
mi aliento.
No sé cómo mis lágrimas
se rinden ante Ti, pacientemente.
   Quizá, porque saben que ella reposa junto a Ti…
   Lo creo,
aunque me rebelo.

   Desde que ella invadió mi corazón,
   alegró mis noches de hombre,
   llenó todos los silencios de mi alma,
   rompió los ruidos de mi nada,
   fue palabra para nuestros hijos.

   Pero Tú
   no me has hecho caso. Te la llevaste.
   Sí, a ella, mi cuerpo, mi alma.
   Gozará más a tu lado…
   Lo creo
aunque me rebelo.

   Fue luz inmensa en medio de mis estrellas,
   siempre arcoíris en el gris de cualquier espesura,
   granero de ilusiones,  
   en tierras próximas y ajenas simiente fecunda,
   calor de hogar, calor, mucho calor…

   Pero te la llevaste muy pronto, Señor,
   sin contar conmigo,
   ni con nuestros hijos.
   Su joven trono ya no lo ocupará nadie. Todo
   es orfandad, silencio, noche...

   ¿Entiendes, Dios mío,
por qué me rebelo?


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