sábado, 9 de junio de 2012

ID A LA CIUDAD


Id a la ciudad, encontraréis un hombre…
(Mc.14, 12-16.22-26)






Tú eres
el Dios humanado en la pobreza de Belén
el Dios sacrificado en el sañudo madero, 
y, colmaste el amor,  haciéndote pan y vino valiosos
de nuestros tabernáculos.

Ilusión, encanto, el de tu harina de nuestros trigales
y el de tu uva  de nuestros viñedos,
razones de nuestra vida,
argumentos de nuestra esperanza.

Amasado tu pan en la artesa de nuestra historia,
como tu vino en nuestro lagar,
Señor,
nos mandas ir a la ciudad de todos los tiempos
para preparar tu fiesta de despedida,
preludio de eternidad,
donde el amor destierra odios,
donde la alegría arrincona tristezas,
donde la audacia aplasta temores…

En tu pan y tu vino nos aguarda el compromiso
de reparar en el hombre del cántaro,
-inmigrante, inválido, indefenso,
desahuciado, sin techo, sin trabajo-
que nos muestra el camino…

Allí cenaremos a gusto porque
tú estarás con nosotros, universalmente a gusto,
todos los días, siempre,
hasta el final de los tiempos.

Señor, en este pan que partimos
y en este vino, sangre de vida,
que sepamos compartir tolerancia y solidaridad
respeto y amor,
para descubrirte multiplicado en nuestros hermanos.

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