sábado, 10 de marzo de 2012

EL MERCADO

….no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
(Jn. .2, 13-25)








Jerusalén, centro de la ortodoxia judía,
has profanado tu templo.
Has instalado un mercado en la casa del Padre
tratando de comprar a Dios
e ignorando la dignidad del hombre.    
Por ello, tu  mercado de la religión ha conocido
el latigo del Nazareno.

Definitivamente, tu templo ha sido desplazado
en la alianza nueva.
Desde ahora ya tenemos otra casa
donde reconocer a Dios, y hablarle.
Es el templo que tú mismo destruiste en la cruz
pero que el Espíritu levantó en tres días,
el nuevo templo que desmorona todas las esclavitudes,
Jesús de Nazaret.

Él es santuario vivo sin liturgias entre muros,
ni inciensos, ni palabras huecas, rutinarias…
Santuario definitivo donde se encuentra el amor
vencedor del dolor y la muerte,
y donde sólo el ser humano es piedra viva
restituida de la profanación de tu templo.

Conviértete, Jerusalén. Mira que viene tu Dios.
El Dios que no quiere sacrificios, sino misericordia;
ni quiere adoradores entre muros,
sino creyentes libres en espíritu y verdad.

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