lunes, 20 de febrero de 2012

MI COLEGA

A mi gorrilla,
que no he vuelto a ver.



Por nombre y profesión, gorrilla,
y por cabellera, un pasamontañas
recién regalado, dice él. Sus brazos,
dos aspas en revuelta esperanza.

Media luna es su sonrisa,
cuando oye los dos toques de mi claxon
(¡Mu güenas, colega!, me saluda
alargando su mano
morena, de no haber tocado mucha agua).

Calza adidas de color impreciso,
regalo de un señorito, según él.
Y viste estampados,
oferta de un ex de la milicia.

Su cuerpo es fragilidad. Su vida de cruzado
desnuda entre coches sus migajas.
Su medio cigarrillo
en el cercado de sus labios
es cantautor de penalidades.

Su parienta, cuando se tercia,
ejerce también de gorrilla. Y sus chaveas,
tres, en la  escuela con las monjas,
ya han aprendido a contar… ¡Ay!
    
Su vida...
Su vida es un periódico abierto
en página de sucesos, manoseado
en la indiferencia de los transeúntes.

Otro coche se acerca...
     (¡Adiós, colega, nos vemos!)
Y se va cantando "mi carro me lo robaron
anoche cuando dormía..."

Yo me alejo triste y mudo,
 mudo,
     mudo.
¡Debo atender a mis asuntos!

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