sábado, 25 de febrero de 2012

EL PLAZO


Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios….
(Mc. 1, 12-15)





El plazo se ha cumplido, dice el Señor,
y el Reino ya llega
con su mensaje de conversión.

Es la novedad  del carpintero de Nazaret
que inaugura el tiempo, ¡cuarenta días!,
de romper todas las barreras que impiden
la cercanía de Dios:
¡un tiempo para  recargar el corazón de ilusión y alegría!

Es la novedad de un mensaje que llama
a reparar nuestra oración…
Es tiempo de desterrar todos los ruidos interiores
que no nos dejan escuchar la verdadera verdad.
Huir de la rutina que hace del amén
un saco roto donde sólo hay vaciedad.

Es la novedad galilea
que  espolea el sentido de nuestros ayunos...
Es tiempo de derribar  las fachadas
que nos hacen superiores a los demás.
Adentrarme en los desiertos de vida y caminar,
caminar como hambrientos tras la huella de Dios.

Es el mensaje nuevo de conversión
que fustiga el disfraz de nuestras limosnas…
Es tiempo de cambiar de mentalidad. Compartir
sin permitirnos el lujo de que una mano se entere
de lo que hace la otra.
Zarandear nuestra vida cómoda y
adentrarnos en el sufrimiento humano, sin reservas.


Señor, Tú que conociste el empujón del Espíritu,
empújanos fuertemente
para saber zambullirnos sin falsedad
en la gran oferta del buen Dios:
Un tiempo de gracia,
para romper los moldes de la tierra nuestra insaciable.
Un tiempo de gozo
para convertirnos en ríos que inunden los campos sedientos
hasta desembocar en tu océano pascual.

¡Amén, sí, amén!

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