viernes, 28 de octubre de 2011

LETRADOS Y FARISEOS


En la cátedra de Moisés
se han sentado los letrados y los fariseos.
(Mt. 23,1-12)
 



 

Ante los conflictos entre tus discípulos y los judíos,
Tú, Señor,
marcaste postura a favor de la autenticidad de tu mensaje.
Esa  autenticidad de la fe
que no está sólo en la palabra predicada,
sino medularmente
en el testimonio irradiado en el trajín diario;
            que no está en  la apariencia que emana del exterior,
            sino en la vida que arde en el interior del corazón.

Los cristianos hoy alardeamos cual letrados y fariseos
sentados sobre la silla de todas las vanidades.
Nos apropiamos de tu palabra, Señor,
para sazonar nuestros egoísmos.
Y más aún para forrarnos de autoridad
infaliblemente,
           y ¿cómo no?
           para liar fardos pesados sobre hombros ajenos.
                       
Ante ti, Señor,
que callen los maestros,  los doctores,  las eminencias,
y que dejen  hablar a los sencillos de corazón.
               Que callen los seguros de sí mismos,
                y dejen hablar a los que saben escuchar.
                          Que callen los que almacenan en los graneros para su vejez,
                           y que dejen hablar a los lirios del campo y a las aves del cielo.

Ante ti, Señor,
que calle la prudencia ante la injusticia que lloran los hermanos,
 que hablen los azotes que sufren los justos, injustamente.
               Que callen los que tanto rezan y se golpean el pecho,
                y que hablen los que poco tienen y aún eso lo comparten.
                          Que callen los que se codean para lucirse al sol,
                          y que hablen los que saben gozar en la noche.
                        
¿Dónde están los hechos que enriquecen las palabras, Señor?
¿Dónde está la comunidad que sufre con los hermanos sufrientes?
¿Dónde los servidores que se llaman discípulos tuyos?
¿Dónde la fuerza que se parte el pecho por la debilidad de los oprimidos?
¿Dónde la humildad que será enaltecida?
¿Dónde, Señor, dónde?...
Échanos una mano, Tú, pescador de pescadores,
que la quilla de tu barca se está esclerosando.

jueves, 27 de octubre de 2011

GLORIA MARTÍN



Maestra, profesora de piano y licenciada en Filología Hispánica, presenta su obra "Nos recibirá la tierra".

Una novela donde se mezcla:
     ternura, humor, ironía y seducción.

Es un éxito de la Editorial SÉNECA, y la obra podemos definirla como una mirada tierna y libre de prejuicios a la vejez que a cuantos la hemos leído nos ha emocionado de la primera a la última página.
                     http://scnuevagala.blogspot.com

El viernes, 28, octubre, 2011, a las 20,30, tuvimos el placer de presentarla en la Sala Cultural Nueva Gala de Granada, C/ Almona de San Juan de Dios, 15.

sábado, 22 de octubre de 2011

FRUTOS







 
…y se dará a un pueblo que produzca frutos.
(Mt. 21, 33-43)
 


Dios nuestro, has puesto en nuestras manos tu viña
mendigando sus frutos en este tiempo de vendimia.
Toda tu credibilidad la has derrochado en el hombre.
Te has vaciado de tu Hijo a las puertas de nuestra humanidad.
Mientras tanto,  de la vendimia hemos hecho fardos pesados
de agrazones para cargar sobre los hombros de los demás,

Así, en tus viñedos hemos construido poder,
y nos hemos inventado la propiedad de tu palabra.
Hemos hecho libertad para agarrar el amor, y apalearlo,
y hemos consentido contubernios para apedrear la justicia,
y hemos hecho nervio para empujar fuera al heredero de tu reino,
a quien hemos recrucificado fuera de la viña.
Sí, a Él, la piedra angular de la vida y la esperanza.

Ha sido el nuestro un tiempo ciego…
Siéntanos ahora en el banquillo de los acusados
y haznos ver  
que es misión nuestra levantar la voz para clamar justicia
contra los viñadores homicidas.
Y que en tu vendimia hierven de novedad 
los frutos de amor, de solidaridad, de paz…
Mira, pues, nuestra pobreza, Señor,  
y no nos quites tu Reino,

DESPERTARES


 
A Dolores,
 amiga a lo ancho del mar.
Águilas, 2006



Siento agrietarse mis soledades,
cuando  mediterráneas olas,
tímidamente ellas,
encaran la arena playera
entonando frescuras de nanas
al descanso merecido de las gentes.

Siento cuartearse mis sufrimientos
cuando, a los lejos,
entre algas y pedregales,
espumas blancas dibujan en mis ojos,
de sorpresa llenos,
sus ansias de fértil abordaje.

Siento desmoronarse mi vida complicada,
cuando, en lontananza,
la mirada me desnuda  susurrándome
esperanza y aliento,
entre el azul  azulísimo del mar
y  el clarísimo azul del cielo.

Siento florecer  mis desiertos del alma,
cuando  contemplo surcos en la mar de gabarras,
exentas de tórridas mafias,
que aportan  entre sus redes
no pocos peces,
laborioso pan para sus casas.

Mis soledades siento que se agrietan,
que se cuartean mis sufrimientos,
que mis complicaciones se desmoronan,
y hasta florecer mis desiertos siento,
cuando contemplo mis despertares en tierra amiga,  
entre amigos tiernos, ágape de eternidades.

DOMUND

Desde 1943, la “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal”  (creada por Pio XI, en 1026) se conoce en España como DOMUND (de DOmingo MUNDial). Es una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo.
La Jornada Mundial de las Misiones es el momento culminante de una corriente de animación y cooperación misionera que debe desplegarse todo el año, especialmente, a lo largo de todo el mes de octubre, mes de las misiones por excelencia.






La cooperación que se promueve con motivo del DOMUND es esencialmente de carácter espiritual. En unos casos, para cooperar con él en el anuncio del Evangelio; en otros, para abrir la mente y el corazón a la gracia de Dios, que desde siempre está llamando con fuertes aldabonazos.


 
A esta cooperación espiritual se suma la económica, con la limosna evangélica. Así lo hicieron los primeros cristianos con la colecta promovida por Pablo a favor de la Iglesia de Jerusalén. Lo hacían por compartir la vida con los que tienen dificultades, y este gesto se transforma en un servicio, revestido de sacralidad. A las Obras Misionales Pontificias se les ha encomendado promover y gestionar estos donativos “sagrados”.



               

CARA Y CRUZ



Amarás al Señor tu  Dios…
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
 (Mt. 22, 34-40)
 
 
Bendito sea Dios, creador del universo,
Señor de los océanos y de los riachuelos.
de los árboles que alegran nuestros bosques
y de las plantas que adornan nuestros jardines.
En Él brillan las estrellas y sonríen los niños.
En Él está la savia de nuestros viñedos
y el  pan dorado  de nuestros trigales…
Él es la cara del amor derrochado  en el amor humano.
Cara impresa en nuestro afortunado sello bautismal:

Amarás al Señor tu Dios con toda tu corazón,
con toda tu alma, con todo tu ser.
                         
Alabado sea mi Señor, que nos ha hecho en su molde.
Nos puso al timón de las obras de sus manos.
Nos hizo patrón de  mares y  ríos,
cantautor de sus grandezas:
de los  árboles, de las flores, de las bestias del campo.
Nos inundó de ternura.
Nos marcó con el amor a nuestros semejantes
al igual que nos amamos a nosotros mismos.
Él es la cruz de la divinidad derrochada en nuestra humanidad.
Es la cruz impresa en nuestro afortunado sello bautismal:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
                                  …

Bendito eres Tú, Dios del amor incomparable,
que has hecho de tu Palabra, la cara y la cruz de nuestra felicidad.
Cara y cruz de tu alianza comprometida,
               cara y cruz,  derroche de tu esencia,
                               de tu propia definición de Dios, Padre y Madre.
Señor, que nadie ni nada secuestre el barro con que nos moldeaste.
Que no se manipule ese amor gemelo,
 -¡Dios y prójimo!-,
que desde la eternidad ha sido el parto fecundo de tu verdad.
Que nada ni nadie, Señor,
 nos robe la soberanía de nuestra dignidad fértil.

jueves, 20 de octubre de 2011

INSOTERRADOS CABLES


                          
A mis vecinos del Algramesón,

sufridores conmigo…



                                       

          Mil cables cruzan tus cielos,
          ¡insoterrados cables de mi pueblo!,
          cual tendidas golondrinas,
          año tras año monótonos,
          estrías de polución
          ante miradas perplejas,
          tuyas y mías y ajenas.                               

          Terrazas interminables
          de mirlas de pardo oscuro
          y jilgueros.
          Pero huellas inevitables
          de indolencia,
          que deprecian la hermosura
          nostálgica del paisaje,
          ¡insoterrados cables de mi pueblo!

          No enamoras a la luna,
          así,
          ni con guiños a las estrellas..
          Si acaso,
          entre las oscuras noches,
          invidentes,
          que detienen el reloj
          de tu belleza,
                           ¡mordazmente!

SIGUE, AMIGA

A Mari Luz Escribano
en su jubilación,
y con la pena
de no haber sido su  alumno.














             Sigue, amiga, poeta fecunda…
                                     Arrullando palabra nueva, 
                                     tú que eres granada madura.
        Rezumando gracia joven,
        que de buena salud goza tu pluma.
                    Remallando la esencia escarlata
                    que hambrea nuestro paisaje.

Sigue tu via    …
Denunciando la suciedad que en nuestra cofradía
bulle,  tú que eres recato, decencia pura.
        Potenciando el ingenio atrevido de tu lucidez,
        tú, brisa de primavera.
                    Manteniendo el estilo de tu fantasía,
                    tú, medida en ternura.

Sigue, amiga, en tu dulzura…
Expoliando toda jarana,        
que tú eres contemplación, silencio.
        Purgando el harén de tanto vacío,    
        tú, casta estética de amor a la vida.
                    Increpando a la arrogancia,
                    tú, manantial antológica de llaneza.

Sigue, poeta, con  destreza…
Rompiendo las ataduras del tiempo,
tú que eres nudista de tus propias huellas.
        Sigue acunándonos, que somos el niño
        que escucha siempre, siempre, tus nanas bellas.

INOLVIDABLES PATERAS


A los mártires del mar y de la esperanza.



Escasos metros infortunados de eslora,
de carne y hueso y almas muy llenos,
de promesas coreadas por la miserable morralla.
¡Cegadas pateras, no emigréis a la nada!

Azote traficado en centurias humanas,
tórridos hombres, mujeres, niños, esperanzados
en el vil escándalo de la monstruosa caterva.
¡Acusad, denunciad, cándidas pateras!

Lloran, sufren, llegan exhaustos…
Destino, otros, a la deriva, atados a la guadaña
hacedora de carnaza, en el silencio de la chusma.
¡Confesad, atónitas pateras, enjutas!
                                                       
Siniestra fortuna en la mar gangrenada
de hermanos pútridos, yertos,
providencia corrupta, carcinoma de los dineros.
¡Bramad, bramad ya,  pateras, contra el negrero!

¡Escupidle en vuestra hartura, pateras!
En vuestra suerte cruel, inhumana,  no se oye
más que palabras, palabras, palabras sordas.
¡Despertad, silentes pateras, ante esa tropa!

Cínicos ayes de medrosos gerifaltes,
que se lavan las manos tras necias soluciones.
Ante la rosa de los vientos y de la mar,
¡gritad, pateras, y rugid y tronad más y más!

Y no sepultéis, ay, mar adentro a vuestros muertos,
que los veamos arribar nosotros, impávidas
momias
de las teles, de las playas, de los puertos,
¡inolvidables, pateras!

FUTURO


 Para Gabriel,
amigo y  futuro.
                                                                                            
Bajo el olivo, una hamaca cuelga de su rama
y del muro. Sobre los trenzados hilos fuertes
veo ya las primeras estrellas tintineando,
suspendidas de las hojas canas,  semioscuras
que son verdes, verdes, muy verdes.  

Es ya noche. La luna escondida discretamente
respeta mis ilusiones.  Y sueño, como ido…
Las hojas de olivo, austeras, desnervadas,  secas,
amarillentas sobre la tierra ya han cumplido.

Es  momento de medir,  enmendar, de soñar...
Más hojas extasiadas escudriñan el cielo,
mientras  me balanceo bajo el negro tupido
de la noche y el tupido fértil del  olivo,
varada mi alma en la esperanza.


LUCHANDO


A mi hijo
y a tantos hijos que luchan.

Ayer,
en tus manos de martes agraz,
en tu bancal acuartelado,
en el honor de tu trabajo,
te vi
luchando por ser portón a tu cansancio
por ser cancela a tu desaliento,
por ser espolón a tu oleaje,
libre en tu enigmático cautiverio.

Hoy
te veo en mirada de dulce sábado,
¡con veintiocho primaveras!,
topacio soltando amarras
sobre tu acera,
luchando por ser viento sin portones,
por ser campo sin cancelas,
por ser mar sin espolones.

Mañana,
tras desplegar mis alas,
espero verte desde el infinito domingo,
en pacífica lucha renovada,
en lucha de pasión sosegada,
alma mía, mi hijo,
luchando por la Vida,
gozosamente.

CLAMOR DE LUNA


A Gabriel Pozo y Gracia,
mis amigos lorquianos.

Verde, blanca y verde…
La metralla pudo más,
¡mudo ruiseñor!
Y se aliaron con su muerte
entre Víznar y Alfacar.

En pardo barranco…
Y con él mucha más gente,
¡trigo candeal!
Pero el odio logró más
entre Víznar y Alfacar.

En noche cobriza…
Hurgaron quebrar el alba,
¡ay, clamor de luna!.
Quisieron amortajarla
entre Víznar y Alfacar.

Mas, plumas y versos
entre pinos sepultados,
¡al fin, florecieron
entre Víznar y Alfacar!
¡Entre Víznar y Alfacar!

SUSPIROS DE PAZ


A monseñor Romero
 y a tantos romeros de la paz.

Sembrado de hojas secas,
que fueron verdes un día
con sus uvas coriáceas,
pena de luna,
pena grande,
mía.

De gracia y luz vestidas,
nervio verde,
ayer, lozanas,
recreaban  la vista
y son ahora crujiente
nada.

Decidme, hojas secas,
si ya puede la segadora
dormir,
llorando como lloran, sí,
en su arrecife otoñal
las metralletas.

CAVA ENTRE REJAS

A tantas víctimas inocentes de la metralla.
A la multitud de manos blancas,
dignamente muertas de rabia contenida.
A cuantos ¡por fin!  nos gozamos
en el abandono de la violencia por parte de ETA....
Pero ahí queda para la memoria histórica... 


Ayer, he llorado al ver
en el huerto de mis lágrimas
el cerezo blanco
asesinado
por el granizo malvado.

Y hoy, he llorado al ver
en el huerto de mis lágrimas
el almendro en rosa y blanco
asesinado
por la satánica escarcha.

Ayer y hoy,
he llorado al ver
millonarias manos asesinadas
en el asesinato
de centenas de miguelángeles blancos.

Y mañana,                 
¿habrá más llanto?

Mañana, ay, mañana,
tendré que llorar al ver
en el huerto de mis lágrimas
la celinda de pétalos fragantes,
destrozada, aniquilada,
asesinada…
por el hielo repugnante.

¿Hasta cuándo
en la calle de todos o de nadie,
o en la cárcel de mañana,
impunemente,
correrá cava entre hienas
sonrientes?

( Mesamadero en IDEAL)